Desembarco de tropas francesas. Dibujo de Maurice Leloir para el libro "Richelieu"
Santurtzi también tuvo su propio alarde –como la mayor parte de los pueblos de Bizkaia- aunque con unas características que lo hacían un tanto especial con respecto a otras villas y anteiglesias, ya que lo formaban dos tipos de compañías, las de tierra, representadas por los mozos de las distintas barriadas del municipio, y las de mar que se componían exclusivamente de miembros de la Cofradía de Pescadores.
El origen de los alardes, no solo en Santurtzi sino en todos los municipios de la costa, se pierde en el tiempo, aunque resulta obligado señalar como los más importantes los que se ejecutaron a partir del siglo XVI, momento en que se crearon compañías de milicianos encargadas de defender la costa de un posible desembarco enemigo. Seguramente las fechas más significativas en este sentido coinciden con los años inmediatos a los ataques de Henri d´Escoubleau de Sourdis (arzobispo de Burdeos y a la vez general de la armada real francesa), a los pueblos de Pasajes, Getaria y Hondarribia, que tuvieron lugar en el año 1638. Estas acciones continuaron al año siguiente, para cumplir el plan establecido por el cardenal Richelieu de realizar incursiones en Laredo, Bilbao o A Coruña; en Agosto de 1639 de Sourdis desembarcó en el primero de estos puertos y lo destruyó por completo. El espanto que causaron estas acciones fue tal que, inmediatamente, se reforzó la defensa de la costa instalando numerosas baterías y castillos poderosamente artillados atendidos por las milicias de los pueblos cercanos. Precisamente, con el motivo de aquella incursión francesa se ordenó en Bizkaia la formación de un contingente de 2.400 hombres, 400 de los cuales eran encartados, que debían estar listos para acudir en defensa de los puestos que les fuesen asignados. En aquella ocasión, como en las sucesivas, Portugalete, Balmaseda y Barakaldo no incluyeron sus hombres en las compañías encartadas sino en las del Señorío, dada su condición de villas y de Tierra Llana de la Merindad de Uribe.
El alarde que comentaremos en este artículo, referido a Santurtzi, es muy posterior, ya que se celebró el día 7 de Marzo de 1827, con arreglo a lo dispuesto tres días antes por la Junta General. En esta ocasión se procedió a organizar las compañías de milicias creando grupos de unos veinte vecinos agrupados por barrios. El alarde y formación de compañías se celebró ante el alcalde, regidores, justicias y jefes previamente elegidos, con presencia de todo el vecindario y refrendado por el notario municipal Francisco María de Vildosola.
En primer lugar se constituyeron las compañías generales y, posteriormente, lo hicieron los componentes de la Cofradía de Mareantes. Las primeras se establecieron por barrios de la forma siguiente:
Primera compañía. Compuesta por veinte individuos del casco de Santurtzi
Felipe de Murrieta, sargento segundo
Santos Abad
Luis de Ayo
Ángel de Lambarri, cabo segundo
Jorge Fernández
Francisco de Casares
Ramón de las Muñecas, segundo subteniente
Joaquin de Gorrondona
Feliciano Martínez
Jose Ignacio Garmendia, cabo primero
Pedro Pérez y Castro
Antonio de la Cuesta
Cosme Damián del Alisal
Ramón de Celada, capitán
Matías González
Domingo de Corta
Pedro José Urquiola
Luis de Aramburu
Segunda compañía. Compuesta por 19 individuos del casco de Santurtzi y parte de Caviezes.
Ramón de Urioste
Faustino Ortíz
Juan Bayon
Miguel Ignacio de Urrestizala
Marcos de Urrestizala
Miguel Esteban de Loinaz
Juan Ramón de Santulari
Francisco de los Heros, cabo segundo
José Ramón de Maruri, teniente
Francisco de Arana
Agustín de Burzaco
Francisco del Casal
Joaquín de los Heros
Domingo de Salcedo
Ramón del Casal
Juan José de Causo, cabo primero
Ildefonso de Sopeña, sargento primero
Juan Antonio de Loizaga
Tercera compañía. Compuesta por 19 individuos del barrio de Caviezes.
Manuel de Balparda
José de Bañales
José de Durañona
Manuel de Morrin
Matías de Ostria, cabo segundo
Roque de Durañona
Francisco de Urioste
Santos de Libano, cabo segundo
José de Alava
José de Salcedo y Unzaga, sargento segundo
Bonifacio de Sasia
Francisco de Salcedo
José de Ostria
Pedro de Bustamante
Tomás de Pucheta
Marcos del casal, sargento segundo
Santiago de Echandia
Antonio de Zaballa
José del Casal
Cuarta compañía. Compuesta por 19 individuos de los barrios de Caviezes y Urioste
Cosme de Urioste
Francisco de los Heros
Gregorio de Loizaga
José de Urioste
Fermín de Libano
José de Leguina
José de Urruticoechea
Bernardo Torubio
José de Barañano
José de Sopeña
Jacinto de Landabaso
Matías de Herboso
Pedro de Leguina
Manuel de Durañona
Antonio de Larrazabal
José de Urioste
Manuel de Algorri
José de Zuazo
Julián de Trueba
Resto de compañías. A partir de aquí, el listado confeccionado por el notario Vildosola se limita a apuntar los nombres de los componentes sin indicar las compañías a que se adscribían ni los barrios a los que pertenecían.
José de Salcedo
Luis de Mendicote
Mariano de Libano
Francisco del Alisal
Santiago de Peñaredonda
Pablo de Butrón
Mariano del Horno
Ramón de la Sierra
Plácido de Betanzos
Ramón de Landabaso
Tomás de Villanueba
Francisco de Elicegui
Francisco de Olaguia
Ignacio de Moya
Matías de Basarte
Manuel de Arechabaleta y Balparda, subteniente
José María de Arechabaleta y Llosa, cabo primero
Ángel de Artagabeitia
Bonifacio Pérez, cabo segundo
José de Mendicote
Martín de Elicegui
Florencio de Icaza
Ramón de Uriarte, cabo primero
Marcos de Larrea
Jorge de la Sierra, cabo segundo
Francisco de Arana
José de Salcedo y las Carreras, cabos egundo
Pedro de Bañales
José de Mugica
Joaquín de Arana
Pedro de Ocaiz
Jose María de Bañales
Martín de Sasia, cabo primero
Gregorio de Barañano
José de Paredes
Agustín de Durañona
Bernardo de Paredes, cabo primero
Lucas de Paredes
Eugenio de Unzaga, subteniente
Ramón de Villanueba
Antonio de San Martín
Víctor de la Torre
Eusebio de Pucheta
Manuel de Zubaran
Mariano de Uriarte
José de Vizcaya
Manuel de Uribe
Ramón de Barañano
Benito de Bañales
Marcos de Icaza
Manuel de Mendieta
Estos individuos componían compañía y media. Se designó por capitán que debería mandar todo el cuerpo a Ramón Alonso de Celada. El resto de cargos de oficiales y suboficiales se asignó de esta manera: teniente José de Salcedo y Gorostiza, subteniente Mariano Arechabaleta y Balparda, subteniente Eugenio Unzaga, Sargento primero Ildefonso de Sopeña, sargento segundo José de Leguina, sargento segundo José de Salcedo y Alzaga, sargento segundo Marcos del Casal, cabos primeros José de Garmendia, Ramón de Uriarte, Martín de Sasia, Jose María de Arechabaleta, cabos segundos Jose Ángel de Lambarri, Francisco de los Heros, Matías de Ostria, Bonifacio Pérez.
Con respecto a los jefes de la media compañía se nombraron los siguientes: Teniente Jose Ramón de Maruri, subteniente Ramón de las Muñecas, sargentos segundos Felipe de Murrieta y Jose de Salcedo y las Carreras, cabos primeros Juan José de Causo, Bernardo Paredes, cabos segundos José de la Sierra y Santos de Libano.
Compañías de la Cofradía de Mareantes.
Francisco de Echandia
Manuel de Balparda
Bernardo Bayón
Andrés de Cueba
Manuel de Orladi
José de Sarria
Matías de Escalante
Enrique de Uruburu, oficial
Manuel de Cano
Gabriel de Igareda
Ángel de Elorriaga
Ramón de las Muñecas, oficial
Miguel de Humaran
José del Castillo
Jorge Bayon
Germán de Arrate
Pedro Ortíz
Roque de Urioste, sargento
Raimundo de Regunaga
Ildefonso del Valle
Pedro Gutiérrez
Ángel de Aguirre
Francisco de Orbe
Jose Antonio de Allende
Pedro de Galíndez
Francisco de Urquiola
Eugenio de Bayon
Juan Bautista de Leguineche
Juan Tomás de Arrate
Manuel de Llantada
Tomás de Pucheta
Gregorio de Aresti
Bernardo de Uriarte
Benardo de Ardoy
José de Landeta
De los cuales fueron nombrados por oficiales Enrique de Uruburu y Ramón de las Muñecas, y para sargentos Andrés Cueba y Roque de Urioste. La constitución de estas compañías, al igual que las anteriores, se realizó ante las autoridades y el refrendo del secretario de la Cofradía, Juan Tomás de Arrate, y del notario Francisco María de Vildosola.
Ignoro qué tipo de armamento llevarían los participantes en el alarde, aunque supongo que ninguno, pues los fusiles estaban prohibidos (1). En consecuencia se limitarían a formar y constituir las compañías.
La verdad es que cuesta bien poco imaginar la posibilidad de recrear hoy día un alarde en Santurtzi semejante a los que se realizan en otros lugares de Bizkaia, sabiendo que, a poca imaginación que se tuviese, se lograría algo espectacular: una parada o desfile festivo con las compañías de tierra divididas en agrupaciones por barrios, las de los marinos de la Cofradía, y se podría añadir la presencia de los atalayeros del Sarantes, artilleros de las baterías del propio puerto y del resto de la costa, las autoridades presidiendo el festejo, el notario tomando nota de los voluntarios…
Ah!, un alarde mixto, por supuesto.
NOTA
1. A pesar de la prohibición eran muchos los vecinos de Santurtzi que disponían de fusiles, como se demostró un par de meses después cuando la Diputación ordenó al alcalde que requisase varios de los que había tenido noticia de que se encontraban en manos de particulares. Recordaba la Diputación que la falta de diligencia del alcalde en requisarlos o la de los vecinos en entregarlos llevaría a que fuesen considerados y tratados como traidores a S. M. pues “su ocultación y resistencia para la entrega demuestra que los ocultan y retienen para restablecer y sostener el sistema constitucional contra los sagrados derechos de la soberanía de S.M. que Dios guarde” (7 de Julio de 1827).
Goio Bañales